sábado, 28 de mayo de 2011

Venganza Capítulo 15

Miley sintió un escalofrío y se preguntó si sus palabras serían proféticas. En ese preciso instante avistó a un hombre alto y bien formado con el pelo rubio y rizado que se acercaba. Instantes después, con la vista fija en la pareja, cruzaba el puente y subía las escaleras.
Su agradable rostro tenía una expresión sombría y cansada, y tenía la frente cubierta de sudor, los zapatos polvorientos y el traje arrugado. Tenía el aspecto de alguien que, perseguido por un demonio, había viajado demasiado lejos y demasiado rápido.
Nick dio un paso al frente pero ninguno de los dos hombres habló. Tras el primer choque de miradas ambos miraron a Miley, como esperando su reacción.
Ella observó a aquel hombre que tenía el ceño despejado y los ojos castaño oscuro de su madre y no le resultó un desconocido, como si todos aquellos años de separación no hubieran existido. Eran hermano y hermana, eran de la misma sangre y la actitud de Trace le confirmó lo que ya sabía: que se preocupaba por ella.
Aquella corriente instantánea de reconocimiento y simpatía la llenó de una cálida sensación y la hizo olvidar sus temores, afianzando su decisión de hacer funcionar el plan.
-Trace -dijo con alegría y una sonrisa radiante en la cara-, ¡me alegro tanto de conocerte por fin!
Al tiempo que ella se ponía de puntillas para besarle en la mejilla él la abrazó fuerte antes de preguntar muy rápido:
-¿Estás bien?
-Soy la mujer más feliz del mundo. ¿Quién no lo sería con un marido tan estupendo?
Se volvió para tomar a Nick de la mano y hacer que se acercase más.
-Cariño, ven a saludar a Trace.
Se podrían haber hecho apuestas a cuál de los dos estaba más asombrado.
Rogándole al cielo que le siguieran el juego, Miley esperó con una sonrisa en los labios. Cuando ambos se hubieron saludado con una fría inclinación de cabeza, ella les tomó a los dos por el brazo y, pequeña y delicada en medio de aquellos dos hombretones, les condujo hacia el interior hablando sin parar.
-Nick me dijo que vendrías tan pronto como pudieras. Siento que te perdieses la boda. Fue un poco precipitado pero, una vez que comprendimos que nos habíamos enamorado, no pudimos esperar...
Y sonrojándose encantadoramente miró a Nick con devoción.
Una vez dentro llevó a Trace hasta el sillón más cercano mientras decía:
-Siéntate, anda. Pareces agotado. Pero es que este calor y la humedad...
Buscó otro tema de conversación y halló la inspiración al ver el mueble bar del rincón.
-Nick nos preparará algo frío de beber, ¿verdad, cariño?
Él asintió con una mirada irónica.
-Por supuesto. ¿Qué quieres tú, preciosa?
-Un vodka con tónica y mucho hielo.
-¿Y tú, Trace? -preguntó Nick con educación pero sin afecto.
Trace se secó el sudor de la frente con el pañuelo y dijo, un tanto asombrado:
-Lo mismo, gracias.
Mientras Nick servía las bebidas, Miley se sentó en el brazo del sillón de Trace y le preguntó:
-¿Qué tal fue el viaje a Hong Kong? ¿Fue todo bien?
Trace se vio obligado a hablar y comenzó a relatar los estupendos acuerdos que había cerrado durante el viaje.
A continuación, para alivio de Miley, Nick le hizo un par de preguntas al respecto y durante un rato conversaron civilizadamente.
En cierto momento, Trace interrumpió la descripción de uno de los contratos que se firmaron para decir de repente:
-Lo siento, Miley. No debería haber ido. Me arrepiento mucho de haberte abandonado así...
-¡Pero si no me dejaste abandonada! -dijo ella con firmeza-. Hiciste todo lo posible para asegurarte de que estaba bien cuidada.
Y entonces, luchando por llevar la iniciativa, añadió rápidamente:
-Y me pareció muy amable por parte de Nick el ir a recibirme, y dejarme vivir en su apartamento, en vez de obligar a la pobre señora Simpson a cancelar sus vacaciones -y acurrucándose junto a él añadió--. Ha sido tan bueno conmigo... Se ha asegurado de que tuviese todo lo que necesitaba...
-No absolutamente todo -objetó Nick malévolamente.
Ella continuó como si nada.
-Pero lo mejor de todo es que se ha tomado tiempo para enseñarme Manhattan y estar conmigo todo el día. Y las cosas no podrían haber salido mejor -comentó mientras le tomaba la mano y se la estrechaba-. Es como un sueño hecho realidad. Casi no me puedo creer que estemos casados...
Un relámpago iluminó súbitamente la habitación y la hizo dar un salto. Aquello les hizo reparar en que el cielo se había oscurecido considerablemente. Al relámpago le siguió un trueno lejano.
Nick se puso en pie con un elegante movimiento, manteniendo a Miley a su lado, y se dirigió a Trace:
-Si tienes intención de volver a la costa esta noche sería mejor que no lo dejases para mucho más tarde.
Aunque muy cortés era sin duda una orden.
Miley observó a los dos hombres mientras sentía que la tensión le aprisionaba la frente. La hostilidad flotaba en el ambiente.
Corriendo un riesgo calculado se apoyó en el costado de Nick y mirándolo a la cara dijo:
-Pero puede quedarse aquí, ¿verdad, cariño? -lanzó una risita pícara y añadió-. Ya sé que estamos en nuestra luna de miel pero...
Trace adoptó súbitamente una expresión confusa e insegura. Se sonrojó levemente y se puso en pie.
-Gracias, pero creo que me voy a ir. Ya he reservado la habitación en el hotel.
Ella se acercó a abrazarlo.
-No sé como darte las gracias por preocuparte tanto por mí.
Dijo mostrando por un segundo a la verdadera Miley.
-Mira, hermanita -comenzó a decir él desesperadamente-, ¿estás segura de que sabes...?
-Sé que tú y Nick han tenido sus diferencias en el pasado -lo interrumpió apresuradamente- pero de ahora en adelante todo va a ir bien.
En su voz había una alegre confianza que estaba muy lejos de sentir.
-Gracias por venir y... -se detuvo, quedándose sin palabras por un momento, antes de seguir--. Cuídate. Ya tendremos ocasión de hablar más cuando Nick y yo volvamos a Nueva York.
Trace estudió su cara y, tras unos segundos, se volvió súbitamente.
Otro relámpago iluminó el cielo mientras Nick salía a la terraza siguiendo al otro hombre.
-Antes de que te vayas quiero informarte de la situación de CMH...
Miley los observó. Ambos eran de la misma estatura pero Trace parecía más joven y algo menos fuerte que Nick.
-No me importa nada lo que me hagas a mí, pero más te vale tratarla bien a ella -le oyó decir con la emoción contenida.
La risa suave y burlona de Nick lo siguió mientras bajaba las escaleras hacia el puente. Un momento después se oyó el motor del bote y vio la motora alejarse y unirse a una flotilla de barcos que huía de la tormenta.
Tras el siguiente relámpago empezó a llover a mares, tanto que casi no se oyó el trueno.
Miley cerró las puertas ante aquel diluvio y empezó a decir con cierta ansiedad:
-¿Crees que Trace...?
-No le pasará nada -la interrumpió él y añadió, sibilinamente, volviéndose a mirarla-. Deberías preocuparte más bien por ti misma. Tengo intención de darte tu merecido por toda esa farsa.
Siempre había sabido que Nick era del tipo de hombre al que es mejor no contrariar. Pero, en su deseo de calmar los temores de su hermano, no había pensado en las consecuencias.
Y ahora era demasiado tarde.
De pie en medio de la oscura habitación, mientras la tormenta rugía fuera, reprimió el pánico que la asaltaba y dijo con tanto desprecio como pudo:
-¿Por qué no? Eres un hombre muy fuerte. Si quieres ponerte en el lugar de la sartén que le dice al cazo que le tizna... Pero hagas lo que hagas no se lo pienso contar a Trace.
-No tendrás que hacerlo.
Se aproximó, alto y amenazador, y ella tuvo que recurrir a todo el valor que poseía para no moverse de donde estaba.
La tomó por la barbilla y le levantó la cara, sonriendo ante su gesto de miedo.
-Puedes haber engañado hasta cierto punto a tu hermano con tu actuación de mujercita devota pero él ya está bastante preocupado. Sabe perfectamente por qué me he casado contigo.
Estudió la pálida y cansada cara de Miley y, súbitamente triste, dijo con un suspiro:
-Has sido tan valiente, tan noble, al defender a un hermano que no vale ni la décima parte que tú...
-Vale la pena todo lo que pueda hacer por él -respondió ella-. ¿Es que no ves que no es la clase de hombre que maltrataría a una mujer embarazada? -le suplicó ella con desesperación-. Tienes que estar equivocado.
Los rasgos de Nick se endurecieron.
-Se te olvida que me lo contó Ginny. Y no es posible que ella se equivocara.
Miley reconoció que era inútil seguir. Que jamás podría limpiar el nombre de su hermano ante Nick porque luchaba contra un fantasma. Se le humedecieron los ojos y, a pesar de sus esfuerzos por no parpadear, dos lágrimas gemelas le rodaron por las mejillas.
Él se las secó con los pulgares y comentó con más amabilidad:
-Parece que ya has tenido bastante por hoy. Y este torbellino emocional no es nada bueno para ti.
La tomó de los hombros y la hizo sentarse en un sillón antes de salir de la estancia.
-He comprobado que tu hermano ha llegado bien. Un poco mojado, pero bien -dijo al regresar-. Ahora relájate y vamos a cenar algo.
Aquella inesperada amabilidad la hizo llorar aún más. A pesar de toda su arrogancia y la ocasional crueldad, podía ser tan tierno y considerado cuando quería...
Si se hubieran conocido en otras circunstancias y hubiera podido enamorarse de ella... Pero era una reflexión inútil y triste.
Poco a poco la tensión cedió y en su lugar quedó un vacío, una dolorosa tristeza.
Cuando Nick entró de nuevo estaba muy animado.
-Es simplemente una cena de microondas, pero ven a comer algo.
Aunque lo último que tenía era hambre se dirigió a la cocina. Al entrar la cegó el brillo de la luz que él había encendido.
Todavía se oía la lluvia corriendo por los cristales y bajando por las cañerías, pero la tormenta se estaba alejando.
Cuando él empezó a servirle el pollo con arroz, Miley meneó la cabeza sintiendo unas ligeras náuseas.
-No creo que...
Tienes que comer algo -le espetó él con suavidad y firmeza-. No has comido prácticamente nada en los dos últimos días.
Al tiempo que le servía una copa de vino siguió hablando:
-De ahora en adelante me voy a encargar de que disfrutemos a fondo de nuestra luna de miel, o sea que vas a tener que recuperar las fuerzas... -riendo súbitamente ante la cara de ella aclaró-. Quiero decir para otras cosas, además de hacer el amor...
Aquella risa lo hacía irresistible y a Miley le dio un vuelco el corazón al observar las arrugas que se le formaban alrededor de los ojos.
-Cuando pase la tormenta volverá a hacer sol. Y la señora Kirk va a pensar que nos hemos pasado demasiado tiempo en la cama si no volvemos con un buen bronceado...
Ella le agradeció lo que intentaba hacer e incapaz de permanecer insensible ante tal encanto, sintió que una chispa de calor empezaba a eliminar aquel frío en su interior.
-O sea, que tenemos varias actividades al aire libre en agenda. Voy a llevarte de paseo, y a navegar. Y si el incidente de esta mañana no te ha asustado demasiado podemos probar a bucear...
-Sí, me encantaría...
-Bien -dijo él alzando la copa en honor a su valentía-. Prometo cuidarte más en el futuro y estoy seguro de que te vas a divertir. ¿Brindamos por eso?
Ella dio un sorbo de aquel delicioso vino helado y dejó la copa en la mesa. Entonces él, como si fuera una niña, le puso delante de la boca el tenedor con un trozo de pollo y la animó:
-Vamos, come...
Tras tomar aquel bocado siguió ella sola, cayendo en la cuenta de pronto de que estaba muerta de hambre.
A lo largo de la cena el cielo se fue despejando y él le hablaba sobre las islas y la costa de Florida.
-El fondo del mar es fascinante. Hay todo tipo de criaturas extrañas y bancos de peces de colores que nadan entre el coral y los barcos naufragados.
-¿Hay muchos barcos hundidos? -preguntó ella, muy interesada.
-El arrecife se ha llevado más oro de los galeones españoles que ningún pirata.
Mientras conversaban amistosamente tomando café y coñac, Miley se fue sintiendo más cansada.
-Si quieres irte a la cama... -murmuró él con una extraña dulzura.
Ella se puso en pie comentando:
-Es prácticamente lo único que he hecho hoy: quedarme en la cama y dormir.
-Bueno, no exactamente -dijo él.
Y al ver cómo ella se ruborizaba pensó en lo divertido que resultaba burlarse un poquito de ella.
-Yo subiré dentro de un rato --añadió tras darle un breve beso en los labios.
Tras lavarse los dientes y prepararse para acostarse observó que había salido la luna, y se apoyó en el alféizar de la ventana para contemplar la playa bajo sus rayos.
Lo único que rompía el silencio era el murmullo de las olas y el de las miles de gotas de lluvia que caían de las hojas de los árboles al suelo.
El aire era fresco y cargado de humedad y en el cielo brillaban montones de estrellas sobre un fondo azulón. Parecía que al día siguiente estaría despejado y podrían empezar a hacer todas las cosas que Nick había sugerido.
Había hablado de disfrutar de su luna de miel. Pero, ¿cómo podía disfrutarla con un hombre que la utilizaba, un hombre al que odiaba?
No, no lo odiaba. Lo había intentado pero no lo había logrado.
Aunque sí odiaba la atracción que sentía hacia él, la forma en que él usaba aquella atracción para derrotar su voluntad, para satisfacer una necesidad que cualquier mujer...
Aquella idea se interrumpió cuando le vinieron a la mente la madrastra de Nick y la pobre Carole. No, no le servía cualquier mujer...
Quizá, debido a aquella desilusión cuando era tan joven, sentía cierto desprecio por las mujeres en general. Quizá era incapaz de amar y sólo se centraba en conseguir a aquellas que deseaba...
Y a ella la deseaba. De la potente atracción mutua no cabía ninguna duda.
¿Qué hubiera hecho él si ella le hubiera repugnado físicamente? ¿Casarse igualmente y mantenerla a raya a base de amenazas, en vez con el doble juego de amenazas y sexo?
Porque las dos cosas habían influido, reconoció ante sí misma. No había accedido a quedarse a su lado sólo para proteger a Trace: realmente no había sido capaz de abandonarlo.
El sexo era un lazo muy sólido. Y a ella la había atrapado como una telaraña a una mosca: estaba atada con unos delicados, sedosos hilos de fascinación...
Se sobresaltó. Nick se movía con una ligereza asombrosa en un hombre de su tamaño y, absorta en sus pensamientos, no lo había oído acercarse. Él la rodeó con los brazos.
-¿Qué haces aquí todavía? Pensaba que ya estarías en la cama y dormida.
-Estaba mirando. Es una noche preciosa -dijo con la voz algo ronca.
Nick acercó la cara hasta estar mejilla con mejilla.
-¿Quieres acostarte conmigo, Miley?
-¿Es que tengo elección?
-Sí, la tienes -repuso él con una breve sonrisa.
Y Miley tuvo en ese momento la extraña seguridad de que si decía que no él la respetaría y no trataría de seducirla.
-¿Por cuánto tiempo? -preguntó ella respirando hondo.
-Todo el tiempo que estés conmigo.
Un escalofrío le subió por la espalda. Quizá se había equivocado y él no la deseaba. Quizá sólo la había querido atrapar con aquel sensual lazo para tener más control sobre ella.
-¿Ya no me deseas? -preguntó ella con dificultad.
-Sí, por supuesto que sí. Siente cuánto...
Y tomándole las nalgas con las manos hizo que sus cuerpos se pegaran de cintura para abajo, lo cual despejó todas las dudas de Miley.
-¿Entonces por qué? -susurró ella con la garganta seca.
Él dejó caer los brazos y le permitió poner cierta distancia entre ellos.
-Digamos que mala conciencia por la forma en que me he convertido en tu marido.
-¡Conciencia! ¿Tú?
Él hizo un gesto como si aquellas palabras fueran una bofetada. Pero su voz era suave y tranquila cuando dijo, con una rara formalidad:
-Quizá demasiado tardía... Sin embargo, no volveré a intentar mantener relaciones contigo a menos que tú quieras. Está en tus manos, Miley.
Si al menos le importase un poco..., pensó Miley con desánimo. Pero al estudiar su sombreada cara sólo vio en ella deseo. Como si le pesase demasiado dejó caer la cabeza y fijó los ojos sin ver en la hebilla de su cinturón.
Sin embargo, ¿por qué no aceptar la oferta? Era su única oportunidad de ser feliz, al menos por un rato. y olvidar la devastadora perspectiva del resto de su vida sin él.
No importaba lo que le hubiese hecho. Ahora sabía que todavía lo amaba y le dolía. Era un dolor dulce y amargo, un puño de hierro que le apretaba el corazón.
Pero el dolor que le había causado lo había compensado con creces con el éxtasis al que la había llevado. Y, en el fondo de su corazón, sabía que él era el único hombre al que había amado y amaría.
Miley alzó la cara, lo miró a los ojos y dijo con claridad:
-Sí, quiero que seas mi amante.

4 comentarios:

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  2. Wow que buenoooooooooo!!!!!!!!! Tengo que decir que he estado algo loquita x leer este cap me la pasaba revisando aver si ya abias subidooo =) Es encerio creo que me obsecione con esta nove!!!! y este cap esta mas que bueno!!! Y que nick ya cambio de parecer creo que ya me gano el personaje jeje...
    Bueno te tengo una peuntita???
    Cuando subes el siguiente??? esque estoy anciosa x leerlaaa!!!!!
    Besossssssss=)

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  3. o.O
    jajaja estuvo
    super!!!
    chik
    estuvo genial
    este cap!
    ya kiiiero el siguiente!
    kuidathe

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  4. wow hermoso el cap al final fue tierno nick
    amo tu nove encerio
    perdon x no comentar
    tal vez siga atrasandome pero me pondre al corriente
    sube prontoo pofavorrrrrrrr amo amo la nove
    cuidate bye

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